Lucha por lo que sueñas
Dice la Palabra del Señor en
Filipenses 3,12-16: "No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Así que, ¡escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y, si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará ver esto también. En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado."
Vivir en vida nuestros sueños, al hacerlos realidad, es una gran realización.
Nuestros sueños ayudan a crear nuestras metas, por eso, hay que luchar por los sueños y definirlos para que nuestras acciones siempre se encaminen hacia ellos.
En el camino surgirán dificultades, pero si está clara la meta final, nos enfocaremos hacia lo que verdaderamente deseamos.
RAZONES PARA PERSEGUIR NUESTROS SUEÑOS:
1. Un sueño genera un ideal de lo que nos gustaría disfrutar. Así, desarrollamos una motivación extraordinaria para trabajar por ello. Los sueños son la gasolina en nuestra vida para conseguir el éxito que perseguimos. ¿Cómo sería la vida sin sueños? ¿Te la imaginas?
2. Los niños están llenos de sueños. Durante el crecimiento, la sociedad y el entorno ponen límites. Así, perdemos parte de la capacidad que teníamos de soñar e imaginar cuando éramos niños. Es necesario recuperarla para poder alcanzar la plenitud.
3. El placer de perseguir y trabajar para conseguir un sueño no se encuentra en la meta. El mayor placer se produce durante el camino. El sueño alimenta nuestra acción, y nos ayuda a saborear cada paso como una nueva victoria.
4. Los sueños nos apartan de situaciones y pensamientos negativos. Cuando perseguimos un sueño, nuestra vida se llena de pasión y sentido.
5. Los sueños pueden ser compartidos con los hijos, y sirven para inspirarlos, enseñándoles que todo es posible si nos lo proponemos.
6. Nunca somos demasiado mayores para soñar. La edad no existe cuando sabemos lo que queremos.
7. Cuanto más luchemos por nuestras metas, más convencidos estaremos de que todo es posible. Qué fáciles llegan a ser las cosas cuando sabemos lo que queremos. Los sueños nos generan la fortaleza y transmiten la confianza que necesitamos para trabajar por lo que queremos.
8. Cuando alcanzamos nuestro sueño, somos los primeros en ver cómo sucede. Podemos contar cómo fue, porque lo vivimos en primera persona.
9. Los sueños no tienen límites. Somos los creadores de nuestros sueños, grandes o pequeños. Cuando esto se entiende, somos capaces de diseñar nuestro propio plan para la consecución de nuestras metas.
10. La lucha por un sueño es tan importante y motivador como para trabajar en la consecución del mismo, sin importar lo que los demás piensen u opinen sobre nosotros. Nos genera la independencia que necesitamos. Vivir la vida en persecución de los sueños da la fortaleza y la razón para vivir en búsqueda de la felicidad.
No olvides, tus sueños y tus metas, sólo son posibles con el Señor:
Marcos 9,23: "¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible."
1 Corintios 9,24: "¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen."
Con mi Oración y Bendición.
Padre Marco Bayas, Director Editorial de Radio María Ecuador.
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