Semana Santa, el amor que transforma el mundo
La Semana Santa es el corazón del calendario cristiano, un tiempo sagrado en el que la Iglesia nos invita a contemplar el misterio más profundo de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Estos días no son solo conmemoración de un hecho histórico, sino una vivencia espiritual que nos recuerda que el amor de Dios no tiene límites, que su misericordia nos abraza incluso en nuestros momentos más oscuros.
Cada paso de Jesús hacia el Calvario es una lección viva de entrega. En su silencio ante el juicio injusto, en su sufrimiento en la cruz, y en sus últimas palabras llenas de perdón, descubrimos el rostro de un Dios que no huye del dolor humano, sino que lo asume para redimirlo. La cruz, que a los ojos del mundo parece derrota, se convierte en el trono desde donde Cristo reina con amor infinito.
En este tiempo, también somos llamados a mirar nuestro propio camino. ¿Cuántas veces hemos pasado por nuestro "Getsemaní", temiendo lo que viene? ¿Cuántas cruces cargamos en la vida cotidiana: el dolor, la enfermedad, la soledad, la injusticia? La Semana Santa nos recuerda que no caminamos solos. Jesús camina con nosotros. Él no solo sufrió por nosotros, sino con nosotros.
Pero la historia no termina en el sepulcro. El Domingo de Resurrección irrumpe con la luz que disipa toda oscuridad. Cristo ha vencido a la muerte, y con Él, también nosotros tenemos esperanza. La resurrección no es solo un hecho del pasado, es una promesa viva para el presente: siempre hay un nuevo comienzo, siempre hay vida después del dolor, siempre hay luz tras la noche.
Como familia de Radio María Ecuador, vivimos esta Semana Santa con un corazón abierto a la gracia. Que estos días santos nos renueven en la fe, nos fortalezcan en la esperanza y nos impulsen al amor generoso. Que cada oyente, cada familia, cada comunidad se sienta acompañada por la presencia viva de Jesús, especialmente quienes más sufren.
Que María, la Madre fiel al pie de la cruz, nos enseñe a confiar incluso en el dolor, y a esperar con fe la alegría de la Resurrección. Vivamos esta Semana Santa no como espectadores, sino como discípulos que caminan con Jesús. Él nos ha amado hasta el extremo. Respondamos con una vida nueva, llena de fe, esperanza y caridad.