A un mes de la partida del Papa Francisco recordamos el mensaje que nos dio en la III JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
A un mes de la partida del Papa Francisco recordamos el mensaje que nos dio en la III JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
La esperanza de los pobres nunca se frustrará (Salmo 9, 19) Este salmo nos expresa una profunda verdad de que la fe se imprime profundamente en el corazón de los más pobres: devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida.
El compromiso de los cristianos en la jornada mundial y en nuestro día a día es incrementar en cada uno la atención debida a personas que se encuentran en dificultad. Esta atención es el inicio de la verdadera preocupación por los pobres en la búsqueda su bienestar ya que no es nada fácil ser testigos de la esperanza cristiana en el contexto de una cultura consumista y de descarte que tiende a acrecentar el bienestar superficial y efímero, es necesario cambiar nuestra mentalidad para descubrir lo esencial para darle cuerpo y efectividad al anuncio del Reino de Dios.
La esperanza se comunica a través de la consolación, que realizamos acompañando a los pobres no solo por un momento de entusiasmo, sino con un compromiso que se prolonga en el tiempo, son los pobres quienes obtienen una esperanza verdadera no cuando están complacidos por darles un poco de nuestro tiempo, sino cuando reconocen en nuestro sacrificio un acto de amor gratuito que no busca recompensa.
El santo padre invita a los voluntarios a que crezcan en su dedicación, “Queridos hermanos y hermanas: Os exhorto a descubrir en cada pobre que encontráis lo que él realmente necesita; a no deteneros ante la primera necesidad material, sino a ir más allá para descubrir la bondad escondida en sus corazones, prestando atención a su cultura y a sus maneras de expresarse, y así poder entablar un verdadero diálogo fraterno. Dejemos de lado las divisiones que provienen de visiones ideológicas o políticas, fijemos la mirada en lo esencial, que no requiere muchas palabras sino una mirada de amor y una mano tendida. No olvidéis nunca que «la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual»”
Se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar. Los pobres no son solo estadísticas, son personas a las que hay que encontrar, son jóvenes, ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres, niños que esperan una palabra amistosa y porque no una sonrisa, los pobres son quienes nos salvan realmente porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo
Ante los ojos del mundo no parece razonable pensar que la pobreza, la indigencia pueden tener fuerza salvífica, con los ojos humanos no podemos ver esa fuerza, pero si logramos verla con los ojos de la fe, la podemos ver y experimentarla. En el corazón del Pueblo de Dios que camina late esta fuerza salvífica, que no excluye a nadie y a todos congrega en una verdadera peregrinación de conversión para reconocer y amar verdaderamente a los pobres.
En Radio María recordamos al Papa Francisco a un mes de su partida con el llamado que hizo a la iglesia, a los gobiernos y a las organizaciones internacionales: “Por favor no nos olvidemos de los pobres” ya que en ellos podemos encontrar a Jesucristo.